El famoso libro de Robert Bellah, Habits of the Heart [Hábitos del corazón], ayudó a muchas personas a descubrir lo que carcomía (y aún lo hace) la cohesión de nuestra cultura: «el individualismo expresivo». En otra parte, Bellah argumentó que los norteamericanos habían creado una cultura que ponía la elección y la expresión individual en un nivel tan alto que ya no había vida compartida, ni verdades ni valores superiores que los mantuvieran juntos. Como escribiera Bellah:
«... nos estamos moviendo a una validación cada vez mayor de lo sagrado del individuo, [así] nuestra capacidad de imaginar una estructura social que mantendría unidos a los individuos está desapareciendo [...]. Lo sagrado del individuo no tiene su base en ningún sentido del todo ni en el interés por el bien común».
Sin embargo, casi al final del libro, el autor propone una medida que pudiera restaurar una cultura actualmente desintegrada:
"Para solucionar el problema, las personas tendrían que retomar la idea de la vocación o el llamado y volver, de una manera distinta, a la idea del trabajo como algo que contribuye al bien de todos y no solo como un medio para el propio bienestar."
Esa es una notable declaración. Si Bellah está en lo cierto, una de las esperanzas para nuestra cultura desintegrada, es volver al concepto de que cualquier trabajo, además de ser un empleo o una tarea, es un llamado. La palabra latina vocatio —acción de llamar— es la raíz de «vocación». Hoy, la palabra significa simplemente empleo, pero ese no era el sentido original. Un empleo es una vocación solo si alguien más te llama a hacerlo y si lo realizas para otro y no para ti. Por eso nuestro trabajo puede ser un llamado solo si se concibe como una misión de servicio para algo más allá que nuestros propios intereses. Como veremos, pensar en el trabajo solo como un medio de desarrollo y realización personal destroza poco a poco a una persona y, como Bellah y otros han señalado, socava la misma sociedad.
Sin embargo, si debemos «reapropiarnos» de una vieja idea, hay que considerar el origen de ella. En este caso, la fuente del concepto del trabajo como vocación está en las Sagradas Escrituras.
Introducción del libro "Toda buena obra" de Timothy Keller
En este libro haremos lo posible para explicar la conexión transformadora y revolucionaria entre la fe cristiana y el lugar de trabajo. Nos referiremos a esta conexión —y a todas las ideas y prácticas que la rodean— como la «integración de la fe y el trabajo».
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