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Revitalizándonos

Miqueas 6 - Romanos 12


El profeta Miqueas es uno de los más destacados de los profetas menores. No hay duda de que logró su meta última de animar al pueblo en medio de las circunstancias bastante desalentadoras que padecía.


El primer versículo del libro revela que Miqueas fue contemporáneo de Isaías. Así que ambos libros tienen el mismo trasfondo histórico. Su ministerio comenzó después del de aquél, porque no profetizó durante el tiempo de Uzías. Algunos creen que terminó su actividad profética poco después de los sucesos del 701 a.C. Parece que las profecías de Isaías apelaban principalmente a los políticos, mientras que las de Miqueas afectan más a la gente común.


1ra Parte: Jehová se pregunta y nos enfrenta

Estos versículos nos revelan que vivimos con la queja de manera cotidiana, no dejándonos ver las bondades de Dios en el día a día. Si bien es cierto que que la situación cotidiana no parece alentadora, aun allí Dios sigue obrando todos los días en nosotros y nuestros alrededores.


6:1. Jehová hizo un llamado a los testigos para que escucharan su demanda legal contra su pueblo pactado. Luego retó a Israel a levantarse delante de los montes para que diera su versión del caso. El Señor invocó testigos externos para confirmar que había sido justo y recto con su pueblo y que Israel había estado mal en sus actitudes y hechos ante él. Los testigos a los que apela son los pueblos de todo el mundo, representados por “los montes” (cf. v. 2) y los collados.


6:3–4. El Señor presentó su caso y se dirigió a la nación llamándola pueblo mío. Por medio de una pregunta (¿Qué te he hecho?) El Creador afirma su inocencia. Además, instó a la gente a que respondiera y dijera en qué manera los había molestado (“ofendido”). Los israelitas habían murmurado muchas veces contra Dios, pero no tenían base sólida para hacerlo. Por esa razón no podían responder a la acusación divina.


El Señor les recordó su bondad al sacarlos de Egipto y llevarlos a la tierra prometida. Con frecuencia los profetas hacían memoria de la liberación del pueblo de la servidumbre egipcia. El éxodo fue un acontecimiento primordial en la vida de Israel porque por medio de él Dios los libró del dominio extranjero y también porque precedió a la entrega de la ley a través de Moisés. La mención de Moisés evocaría la ley, y el nombre de Aarón traería a su memoria el sacerdocio. Quizá María se menciona para que recordaran su cántico al Señor (Ex. 15:21) y su papel como profetisa (Ex. 15:20). Debido a que Moisés representaba a Dios ante los hombres y Aarón representaba al pueblo ante Dios, el pueblo gozaba de una relación muy singular con el Omnipotente.


6:5. A continuación Miqueas recordó al pueblo de Dios acerca de la experiencia de sus antepasados en el desierto cuando Balac rey de Moab trató de que Balaam profetizara contra el pueblo del pacto (Nm. 22–24). En lugar de maldecir al pueblo, Balaam lo bendijo. Esa fue otra evidencia de la bondad de Dios para con ellos. Otro gran suceso en la vida de la nación fue el viaje desde Sitim, último campamento de los israelitas al oriente del río Jordán (Jos. 3:1) hasta Gilgal, la primera parada después del cruce milagroso de ese río (Jos. 4:18–19). En todos aquellos acontecimientos Dios no había molestado a su pueblo. Al contrario, había sido su protector y defensor y había derramado su gracia sobre ellos una y otra vez.


2 Parte: Lo que busca Dios de nosotros (6:6–8)


En estos conocidos versículos el profeta responde a la acusación divina. Miqueas habló como un justo que comprende la culpabilidad de su pueblo. Él no era como los muchos líderes que no pastoreaban correctamente al pueblo.


6:6. Hablando en representación de la nación, Miqueas preguntó qué debía presentar ante Jehová en adoración para recuperar su favor benéfico. El profeta inquirió si debía acercarse con holocaustos. ¿Debería hacerlo con becerros de un año listos para el sacrificio? Por medio de sus preguntas no estaba minimizando la importancia del sistema sacrificial levítico porque el Señor había establecido ese sistema para proveer, entre otras cosas, la expiación por el pecado del pueblo. Miqueas era un miembro justo de la comunidad del pacto y sin duda participaba en el sistema sacrificial. Sin embargo, sabía que los sacrificios estaban diseñados para ser la expresión externa de la fe interior y dependencia en Dios por su gracia y misericordia.

6:7. Miqueas utilizó una una exageración para preguntar si a Jehová le agradaría el sacrificio de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite o aun de su primogénito (el fruto de sus entrañas) para expiar su rebelión y su pecado (1:5; 3:8; 7:18). Claro que sabía que esas cosas no apaciguarían la ira de Dios contra la nación. Hizo esas preguntas retóricas para sugerir a Israel que nada, ni siquiera el sacrificio más extremo podría expiar lo que el pueblo había hecho. Además, puso énfasis en que Dios no quería que le “pagaran” nada. Él deseaba que cambiaran su forma de vida y sus actitudes.

6:8. Después hizo una declaración ante la nación (Oh hombre se refiere a cada uno de los israelitas) de lo que Dios pedía realmente de ellos. Él no quería que se relacionarán con él en forma meramente ritualística, sino que se acercaran a él con el corazón que lo obedecieran porque así lo deseaban y no porque les era pesada carga. Esa relación era buena (benéfica) e involucraba tres cosas.


Que los individuos:


(a) Hicieran justicia (que fueran justos en su trato con su prójimo),

(b) Que amaran la misericordia (ḥeseḏ, “amor leal”, que cumplieran sus compromisos para suplir las necesidades del prójimo) y

(c) Se humillaran ante Dios (tener comunión con él con sencillez, sin arrogancia). Humillarte es trad. del vb. ṣāna‘


En Romanos 12 nos invita a buscar de manera interior y personal lo que Cristo quiere de nosotros. No rituales, esfuerzos personales que solo nos desgastan y son para cumplir.

La renovación va a suceder cuando dejamos que Cristo se centre en todas nuestras áreas de nuestras vidas, empezando por el corazón. Parece que Pablo escribía leyendo Miqueas 6. Ambos versículos nos vuelve a recordar que no es con sacrificios religiosos o portarnos simplemente bien. Sino ser humildes, modestos, vivir conforme a la gracia de Dios día a día


Conclusión


La clave para tener este punto de vista optimista es el conocimiento adecuado del carácter divino. Todo lo que acontece tiene que interpretarse con una perspectiva teocéntrica. En Miqueas aprendemos que el Señor es el único que puede darnos luz en medio de las tinieblas, esperanza cuando atravesamos por las situaciones más desesperanzadoras y paz en medio de tantos conflictos. Debemos recobrar el aliento y enfrentar confiadamente todas las circunstancias negativas que nos acosan. Mientras que Romanos nos insta a cada uno de nosotros a vivir renovándonos día tras día para no caer en la queja.


 

Devocional ofrecido por Cristian Maya en el Encuentro Anual de CAUs RUE 2021 en Córdoba.



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